lunes, 28 de diciembre de 2009

El plan B

Despues de unos meses de ausencia debido a varios factores largos de contar y por otro lado irrelevantes, me pongo de nuevo manos a la obra y os animo a reflexionar sobre mi personal teoría sobre el famoso "Plan B"
Empecemos preguntándonos, que es un plan B? Para una mayoría es aquel plan que hacemos "por si acaso" es aquello que algunos llamarían ser previsor, tener en cuenta los posibles fracasos de nuestro plan A. Yo, siendo osada, como es costumbre en mí, lo califico como fatídico. Sí! tener un plan B es algo realmente desastroso, horrible... repito, fatídico.
Os preguntaréis porque considero que el plan B es algo tan malo... La respuesta es que el simple hecho de pensar en un plan B otorga un tanto por cierto de ausencia de credibilidad a nuestro plan A. Es decir, algo hay en nuestro plan A que no nos acaba de convencer, y como no queremos "pillarnos los dedos" pensamos en un plan B para sentirnos seguros.
¿Por qué hacemos esto? Normalmente la culpa la tiene nuestra poca fé en lo que emprendemos, pero otras veces sencillamente, nos resulta más fácil cambiar de objetivo en lugar de replantearnos nuestro plan A.
Cuando uno tiene un sueño que quiere convertir en realidad, planifica, y en esa planificación existe, como cabe esperar una estrategia para conseguir nuestro objetivo. Os pongo un ejemplo: Si uno tiene como objetivo ver la salida de sol, y su estrategia es mirar hacia el oeste, difícilmente conseguirá verlo. Qué está fallando aquí? El objetivo no es bueno? o es la estrategia la que falla?
Si, como en este caso, es la estrategia la que falla, lo que habría que replantearse es ésta y no el objetivo. Es decir, la solución no está en buscar un plan B, no se trata de cambiar de objetivo, sino de cambiar de estrategia pero siempre manteniendo nuestro plan A que a fin de cuentas es lo que queremos conseguir.
Los seres humanos tendemos a cambiar de objetivo cuando una mala estrategia nos ha hecho fracasar en nuestro primer intento y este hecho puede ser un síntoma de dos cosas muy diferentes:
1. Realmente no era un sueño, solo un deseo, un capricho.
2. Sí, es mi sueño, pero me siento incapaz de conseguirlo.
En el primer caso, cabría preguntarse: ¿que quiero realmente? ¿que me mueve en la vida? ¿estoy dispuesto a pagar un gran precio por este "sueño"? si la respuesta a esta última pregunta es NO, definitvamente no es tu sueño, haces bien en cambiar de objetivo, pero en ese caso ahorrate el plan A. Busca en tu profundidad y averigua que es lo que realmente te emociona y cuando tengas la respuesta ve a por ello, sin dilación, sin plan B, creyendo completamente que lo conseguirás, haciendo lo que tengas que hacer para ello.
En el segundo caso, pregúntante ¿qué te está limitando? ¿que es lo que no te gusta de ti, y que a pesar de ello no eres capaz de cambiar? Si realmente das con la respuesta, si sabes a ciencia cierta cual es el comportamiento que no te permite conseguir tu sueño, hazte una segunda pregunta: ¿Como debo ser para conseguir mi sueño? Cuando tengas la respuesta, hazte una pregunta más: ¿Estoy dispuesto a cambiar?
Si la respuesta es sí, no dudes por un instante en que lo conseguirás... ve a por ello, ya!