martes, 30 de octubre de 2012

La historia del vendedor de "hot-dogs"

Cuentan los americanos que allá por los años 30 había un señor que tenía un puesto ambulante de hot-dogs (perritos calientes). Este señor hacía los mejores hot-dogs de la zona. Se pateaba las calles cada día promocionando a voces su producto... lo "cantaba" con alegría, con ilusión, porque sabía que lo que vendía iba a ser del gusto de todos.
Cada día cogía su carrito y atraía a más personas, con su entusiasmo, sus ganas y sus deliciosos "hot dogs". Poco a poco el negocio fue creciendo que hasta tuvo que comprar un carrito más grande para atender a tanto cliente. Pero este hombre, era un hombre humilde, sencillo... no leía los periódicos y tampoco tenía una radio. Un día su hijo, al terminar sus estudios en la Universidad, volvió a casa de su padre para instalarse de nuevo con él y le dijo: "Papá! no has oído las noticias? Hay una recesión! Hay guerras por todo el mundo! Todo va mal... el país está a punto de derrumbarse! Pronto no podremos sobrevivir!" El hombre escuchó a su "instruído" hijo. Sorprendido y asustado decidió que no saldría tan temprano a vender sus hot-dogs, tampoco encargaría tantas piezas de pan y dejó de promocionarlos con entusiasmo por las calles. Al cabo de los seis meses, su negocio estaba al borde de la ruina. Cuando llegó a casa le dijo a su hijo: "Tenías razón... efectivamente hay una recesión" Moraleja: Nuestros pensamientos condicionan nuestro estado de ánimo, éste condiciona nuestra actitud y nuestra actitud genera unos resultados... ELIGE LA ACTITUD QUE QUIERES TENER... ESTARÁS ELIGIENDO LOS RESULTADOS TAMBIÉN!!

martes, 23 de octubre de 2012

Coaching "merengón"

Son las 10 y 20 de la noche, no he cenado, viajo en AVE de vuelta a casa después de un largo día de trabajo que comenzó a las 5 am... Si, estoy cansada.... Apenas me queda aliento para llevar la contraria... Pero entro a leer discusiones habituales en las redes sociales y de repente, como si de una inyección de adrenalina se tratara, me despierto y me pongo a escribir porque ya no soporto oírlo más!! Señores, el Coaching es una técnica muy efectiva pero no es astrología... ni se te tiene que abrir ningún chacra, ni alcanzarás el Nirvana, ni el Coach puede basar su sesión en preguntar constantemente: "y como te sientes?" He visto y oído de todo desde que me adentré en el mundo del Coaching, pero lo que veo últimamente con más frecuencia son personas que han hecho su Master en Coaching y que como todo hijo de vecino, cuando se han puesto a practicar lo aprendido se han dado cuenta de que no es tan fácil como parece, y que sólo a base de experiencia, como todo, se aprende.... algunos ni siquiera con experiencia puesto que esta técnica requiere de otras habilidades que si no se han adquirido, difícilmente se podrá llevar a cabo con eficacia. El aspecto psicológico del Coaching va intrínseco, el impacto de las emociones en nuestro día a día, incuestionable, pero basar una sesión de Coaching en preguntarle a tu cliente que "que esta sintiendo", es sencillamente el resultado de no tener ni idea de por donde "meterle mano" al asunto. Lo peor es que luego, estas "osadas criaturas" escriben blogs y muy frecuentemente el resultado es un artículo "merengón" "sensiblero" o lo que es peor, lleno de términos manidos de los que ya estamos hartos de escuchar hasta en la sopa, produciendo, en ocasiones, una sensación en aquellas inocentes seres que se acercan al mundo del Coaching pensando que van a una sesión de tirada de cartas del tarot! Si, he estado ácida.... Pido disculpas... Como estoy muy cansada os pido que mentalmente lo adornéis un poquito, pero dicho queda! :)

viernes, 12 de octubre de 2012

Coaching y El Chocolate del Loro...

Todos o casi todos hemos oído hablar del famoso "chocolate del loro"... os recuerdo que es el dicho que viene de la historia de aquella familia aristocrática que queriendo reducir gastos, pero no estando dispuesto ninguno de sus miembros a renunciar a sus caprichos optaron por recortar en el chocolate del pobre loro...  o dicho de otra forma: un sacrificio de recorte de gastos insignificante que no cumple la función del objetivo de mejorar la economía.

Bien... pues aunque a priori esto no tenga nada que ver con el Coaching, si indagamos un poquito, veremos que tiene que ver y mucho. Muchas veces (diría que la mayoría de las veces) cuando los clientes llegan a las sesiones de coaching, lo hacen con la esperanza de que tras la sesión todos sus "problemas" quedarán resueltos.  Al igual que la familia de aristócratas que reconocían tener un problema económico, y que eran plenamente conscientes de que tenían que hacer algo al respecto, pero que sin embargo no estaban dispuestos a realizar ningún tipo de sacrificio (o peor aún, pretendían que el sacrificio lo hiciera el pobre loro) a los seres humanos nos cuesta muchísimo interiorizar que cualquier paso hacia adelante que pretenda acercarnos a nuestro objetivo requiere un esfuerzo. Y como todos sabemos, cuando estamos "obligados" a hacer sacrificios, empezamos haciendo los más insignificantes, es decir, aquellos que no sirven para nada y que normalmente poco ayudan a conseguir el objetivo.

Aún no he conocido a nadie que haya dejado de fumar sin esfuerzo, haya perdido peso sin esfuerzo, haya terminado una carrera sin esfuerzo o haya conseguido cualquier meta sin esfuerzo... y aseguro que si algún día conozco a alguien así, le preguntaré cómo lo ha hecho y le imitaré, sin dudarlo! Pero mientras si y mientras no, no me queda más remedio que insistir en aquello que nuestras madres y/o abuelas tanto nos repitieron: "el que algo quiere, algo le cuesta"

El Coach, igual que el terapeuta para dejar de fumar, el médico para perder peso o el profesor de Universidad que pretende que aprendas, no puede hacerlo por ti... Te puede dar las herramientas, te puede guiar, te puede motivar, puede incluso hacerlo contigo para que no te sientas solo en tu "arduo" camino, pero solo tú puedes conseguirlo.

Por lo tanto, si quieres, de verdad, conseguir unas metas, el Coaching es la herramienta ideal ¡sin duda!  pero el esfuerzo para conseguir el objetivo, lamentándolo mucho, y dicho con todo el cariño y una gran sonrisa:  ¡tienes que hacerlo tú!